Desearía poder decir adiós, huir de cada palabra que no me das. Huir; huir lejos, tanto que no pueda ver nada, sólo a mí.
El tiempo yendo cada vez más despacio... Y caminar sola, sin pensar en nada más que en la brisa que roza cálidamente mi piel, en el destello de cada estrella, en la arena que acaricia suavemente mis dedos. Mirada que alcanza el infinito. Sin nada en lo que pensar, siendo feliz, no necesito más ¿Para qué? Sólo el sol que me caliente cada día y el suelo que piso iluminado por la luna cada noche.
No hay comentarios:
Publicar un comentario