Hola buen amigo, ¿cómo te va? Escuché que desde que dejamos de hablar tu vida no ha cambiado nada, supongo que después de todo, mi ausencia no se siente.
Recuerdo las noches en las que hablábamos y cómo la luna nos acompañaba, nos acercaba de algún modo, haciendo la distancia más débil. Cortas noches, sentimientos profundos.
Y es que solo somos el reflejo de nuestro verdadero ser. Solo una pequeña parte de lo que podemos llegar a ser. Ahogados en problemas sin sentido, sintiéndonos otras personas, engañando al espejo y a nuestras almas.
Con tanto frío, un ángel no puede volar.
Y después de tanto tiempo, tú ya no te acuerdas de mí, y yo aquí estoy, escribiéndote algo que nunca leerás. Supongo que después de todo, ya no queda nada.
Recuerdo los días en los que te sentía cerca, aún teniéndote tan lejos, en los que sabía que me levantarías si me atrevía a caer. Cielos que caen, estrellas que ciegan.
Y es que solo somos el reflejo de nuestro verdadero ser. Solo una pequeña parte de los que podemos llegar a ser. Rodeados de gente, pero sin poder llegar a ver a nadie.
Con tanto frío, un ángel no puede volar.
Pero hay algo que necesito decirte, algo que jamás te dije, algo que siempre sentí, ¿por qué no te lo dije? ¿Por qué me siento así? Si pierdes tu camino, si pierdes la orientación, yo querré guiarte. Si caes, yo querré levantarte. Si buscas algo, yo lo encontraré por ti. Yo provocaré el calor para que el ángel pueda volver a volar.
(La letra de la canción no tiene nada que ver con la carta, pero sí las sensaciones que ambas (la canción y la carta) me dan).
