Y entonces vemos lo que escribimos y nos percatamos de cómo construimos mil mundos tan diferentes al nuestro, y de cómo eso nos construye a nosotros: cada palabra, cada coma, es aquello que somos. Quien escribe de gatos (o de cualquier otra cosa), es aquel que por alguna razón tiene ese motivo en sí, y así podemos observarnos desde lejos, con cautela, y admirar qué se esconde en nosotros. Todo lo horrible y lo maravilloso que nos hace ser humanos.
Infeliz con vivir una sola vida, escribo, me analizo y regreso.
No hay comentarios:
Publicar un comentario