Bueno, hoy viernes, he decidido contar al mundo (o mejor dicho a las poquitas personas que me leen) cuál ha sido el momento más especial que he tenido el placer de vivir.
Y es que, no ha sido algo que no podáis vivir cada uno de vosotros cada día. No ha sido algo súper-sorprendente, pero sí súper-especial.
Todo comenzó una tarde de sábado: yo me dirigía a Tirso de Molina, donde bailo con mis queridos coleguis. Iba en metro, como tantas otras veces, y parado en el badén vi de frente a un muchacho de unos treinta años, tal vez más (no lo sé) serio y absorto en sí mismo, su mirada coincidió con la mía pero pareció no poder verme, entonces yo le sonreí, y él sonrió.
No os podéis imaginar lo feliz que me sentí, y sí, solo por una sonrisa de un chico al que no conocía de nada, un chico al que hice sonreír. Compartimos ese momento único e irrepetible, y justo entonces desaparecí camino a Tirso de Molina.
Sonreíd, hacedlo en cada calle, en cada estación, a cada desconocido, seréis más felices y ellos también.
1 comentario:
Si álguien hace feliz a la gente esa eres tu! gracias por darno este blog tan maravilloso! :)
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