Dejo caer mis párpados cansados. Un suspiro helado se escapa de mi sonrisa, etéreo suspiro que habla de mí; invisibles lágrimas que pidiendo auxilio gritan, esos gritos silenciosos que desgarran mis oídos y el alma. Así siguen los días haciendo de mí un ser intangible.
Hablo de insatisfacción, y de esta agonía muda, una mirada húmeda que te mira seria sin decir nada. Y esta nada que me lleva lejos de todo casi me hace un favor. Nada me llena, como si dentro sólo tuviera nada; y ya no sé, búsqueda inconclusa de un sentido, de un motivo desesperado que me salve de saltar, persecución sin sentido y sin final. Nadie se lo hubo esperado pero todo terminó.
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