Tanta gente fue llegando, que aquellos cuyo dolor era soledad pudieron irse juntos. Tantos vinieron, que tuve que acercarme para no perderle de vista, y tanto, que a su lado sentada de pronto me encontré. Su mano agarré, ahogué un suspiro en la arena, callé y le miré.
Estoy muerto por dentro, me dijo.
Continuará...
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